Pepe Mujica: la coherencia de vida

 

Pepe Mujica: 

la coherencia de vida

El Siglo, martes 20 de mayo de 2025 

Anayansi Turner

El pasado 13 de mayo falleció el expresidente uruguayo José “Pepe” Mujica, quien cumpliría 90 años en un día como hoy.

Fue conocido como el “presidente más pobre del mundo”, al renunciar a vivir en la casa presidencial y a gran parte de su salario para destinarlo a obras sociales, cuando ejerció la primera magistratura de su país en 2010-2015. Aunque siempre vivió en desapego de los bienes materiales y en permanente contacto con la naturaleza.

Y también fue un enfático anticonsumista. Indicaba que el consumismo como propósito de vida le resta libertad al ser humano: “No soy pobre, soy sobrio, liviano de equipaje, vivo con lo justo para que las cosas no me roben la libertad”, señaló. También dijo: “Ser libre es gastar la mayor cantidad de tiempo de nuestra vida en aquello que nos gusta hacer”.

Y es que aprendió a valorar la vida desde su confinamiento en una cárcel uruguaya por 14 años, por su actividad guerrillera. Su vida pública y privada, su palabra y obra fueron coherencia y ética, reflejada en esta frase: “Es bueno vivir como se piensa, de lo contrario pensarás como vives”.

Su vocación y compromiso social se manifiesta con este enunciado: “La política es la lucha por la felicidad de todos”, entendiendo por felicidad un concepto que va más allá de las satisfacción de las necesidades y que incluye lo holístico: “Desarrollo sin felicidad no sirve”.

Destacamos como preocupaciones centrales de su gobierno, la justicia social, el respeto de los derechos humanos y la sostenibilidad ambiental. Bajo su gestión se adoptaron medidas como: la legalización del trabajo de cuidados, la despenalización del aborto, el reconocimiento del matrimonio igualitario, la legalización de la marihuana, el impulso de fuentes renovables de energía. A su vez, fue partidario, como Bolívar, de la creación de una gran nación latinoamericana.

Sin ánimos reeleccionistas y en la cúspide de su popularidad se despidió así de la Presidencia, el 1º de marzo de 2015: “Querido pueblo, gracias. No dudes que si tuviera dos vidas las gastaría enteras para ayudar a tus luchas, porque es la forma más grandiosa de querer la vida que he podido encontrar a lo largo de mis casi 80 años. No me voy, estoy llegando, me iré con el último aliento, y donde esté estaré por ti, contigo, porque es la forma superior de estar con la vida”.