CRISIS DE LA REPRESENTACIÓN POLÍTICA

Crisis de la representación política






El Siglo, martes 10 de abril de 2018 

En éste, la figura del presidente de la República tiene un papel preponderante, con un peso político decisivo en todo el sistema
A raíz del impás creado por la no ratificación por parte del Legislativo, de las magistradas de la Corte Suprema de Justicia nombradas por el Ejecutivo y, luego, de la disolución de la Comisión de Credenciales de la Asamblea Nacional y su reemplazo por otra, se ha hablado de una crisis del sistema político presidencialista.
En éste, la figura del presidente de la República tiene un papel preponderante, con un peso político decisivo en todo el sistema. Según Nohlen: ‘América Latina es gobernada presidencialmente y a las elecciones presidenciales se les asigna claramente un mayor significado'. En la práctica, el presidencialismo se traduce en un autoritarismo rampante. Y en nuestro país, aunque se consagra constitucionalmente el principio de la independencia de los tres órganos del Estado, es claro que el Ejecutivo no sólo es el que define la línea política que se cumple en la Asamblea, sino que ha determinado el nombramiento de los Magistrados de la Corte Suprema de Justicia.
Esta situación ha llevado a algunos a plantear como alternativa, el modelo parlamentario europeo, donde el Primer Ministro o Ejecutivo es escogido por el Parlamento y controlado por éste.
Sin embargo, el agotamiento del actual modelo también tiene que ver con la llamada ‘partidocracia' existente, asegurada por el régimen electoral que favorece sobre todo a los 2 ó 3 más grandes partidos, en lo que se refiere a postulación, a la forma como se configuran las circunscripciones, a los procedimientos de votación y de cómo se asignan las curules, al financiamiento y propaganda electoral; y ni hablar de las prácticas deplorables de clientelismo, caciquismo y negociación permanente de espacios políticos. Las candidaturas independientes pudieron imponerse sólo a partir de las elecciones pasadas y con muchas limitaciones.
La corrupción inescrupulosa y descarada de los últimos gobiernos ha llevado a la ciudadanía a buscar mecanismos de hecho para hacerle frente a la partidocracia y sus vicios, como la campaña de no reelección.
Más que crisis del presidencialismo de lo que se trata es de una crisis de representatividad política, donde el partido tradicional no puede tener el monopolio de la representación ciudadana, ni esperar que el ciudadano participe sólo en función del voto, cada 5 años. Está claro que esta crisis no podrá resolverse dentro de los actuales parámetros constitucionales y electorales, debiéndonos conducirnos hacia una Constituyente que fortalezca la democracia y participación política ciudadana.
Anayansi Turner
Abogada y docente universitaria

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