Predicar con el Ejemplo


Predicar con el ejemplo


El Siglo, martes 8 de septiembre de 2020 

Los principios de legalidad y de igualdad jurídica han sido sostén del Estado de Derecho que nos ha de regir como sociedad.

Los principios de legalidad y de igualdad jurídica han sido sostén del Estado de Derecho que nos ha de regir como sociedad.

‘Las autoridades de la República están instituidas para cumplir y hacer cumplir la Constitución y la Ley', dice nuestra Carta Magna. Sin embargo, la ciudadanía ha observado estupefacta cómo –a lo largo de estos 6 meses a partir de la declaratoria de estado de emergencia por la pandemia- las mismas, que deben ser las llamadas a cumplir y hacer respetar las normas de confinamiento, toque de queda y cierre de establecimientos, son las primeras en violarlas.

Gracias a las redes socia les se han divulgado situaciones donde han estado involucrados altos funcionarios gubernamentales y que han implicado transgresiones a estas disposiciones: desde diputados, asesores, alcaldes, hasta ministros de Estado, yendo a sus casas de playa, celebrando fiestas, llevando a cabo reuniones políticas en restaurantes y, lo último, siendo partícipes en funerales multitudinarios. La patente de corso es tener cargos de mando y jurisdicción, pertenecer al partido de gobierno o ejercer tráfico de influencias por situación económica. Y es que estos ejemplos divulgados en la opinión pública sólo deben ser la punta del iceberg, de los abusos de autoridad y las transgresiones masivas a las medidas sanitarias adoptadas.

Sólo así se explica que Panamá se encuentre en el primer lugar de la tasa de contagiados por Covid-19 en el continente americano por cada 100,000 habitantes (2,176.6 infectados por esa cantidad de personas), según Informe de la OPS hasta el 31 de agosto pasado; y esto, a pesar de contar con uno de los confinamientos más prolongados de la región.

Es que la discrecionalidad (abuso de autoridad) de nuestras autoridades a la hora de sancionar o no sancionar a quienes vulneran las normas sanitarias o de expedir más de medio millón de salvoconductos de manera descontrolada explican, en parte, tan alto índice de infectados. La otra cara de la moneda es una asistencia social irrisoria (a través de bolsas, bonos o vales solidarios) para paliar necesidades económicas de las mayorías; así como la represión a las protestas escenificadas por tal situación.

Se perdió la confianza, se perdió la credibilidad a un año de gobierno: ‘No importa cuántas palabras sagradas hayas leído. No importa cuántas hayas dicho, no sirven de nada ni no actúas de acuerdo a ellas' (Buda).

ANAYANSI TURNER

ABOGADA Y DOCENTE UNIVERSITARIA


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