La mujer y la Constituyente

 

La mujer y la constituyente


  • El Siglo, martes 04 de marzo de 2025 

La mujer panameña ha escrito páginas gloriosas de cara a construir una sociedad más igualitaria, tal como aconteció en sus luchas por el derecho al sufragio.

En cuanto a la Constituyente de 1945-1946, su participación fue decisiva. Pero, para ello, tuvo que conquistar el derecho al voto, que le estaba vedado por la legislación patria. Lo hizo, de hecho, a través de la Unión Nacional de Mujeres (UNM), la cual comprometió a los partidos políticos de la época con el sufragio femenino a la hora de escoger a los constituyentes, con una amenaza vedada de sabotear la elección de éstos, si no lo hacían.

La UNM se fundó en 1944, en plena segunda guerra mundial. Estaba presidida por Georgina Jiménez (la primera socióloga del país) y Clara González, la primera abogada.

Fue la continuidad del Centro Feminista Renovación y del Partido Nacional Feminista, que propugnaron por más de dos décadas, por lograr el sufragio femenino.

En efecto, el Presidente Ricardo Adolfo de la Guardia convoca para el 6/5/45, a la elección de delegados a la Constituyente, donde hombres y mujeres panameños por igual pueden, por primera vez, candidatizarse, así como ejercer el derecho al sufragio. Fueron electas 2 mujeres principales y 5 suplentes, como constituyentes. Las principales fueron Esther Neira de Calvo y Gumercinda Páez, siendo esta última, a la vez, segunda vicepresidenta de dicha Asamblea.

La Constitución de 1946 estableció el ejercicio de la ciudadanía por todos los panameños mayores de 21 años sin distinción de sexo, entendiendo por ciudadanía “el derecho de elegir y ser elegido”.

De cara al proceso constituyente, al cual se ha comprometido el actual Presidente de la República, consideramos que debe garantizarse plena participación política a la mujer panameña a la hora de la elección de constituyentes, a través de la paridad de género, tanto en las papeletas con el mecanismo de la alternancia de sexos; como en los resultados electorales, a través de un mecanismo de ajuste que evite la sobre representación de un solo sexo.

Y en una nueva Constitución deben recogerse de manera clara reivindicaciones a favor de la mujer como la paridad política, su autonomía física y su derecho a vivir una vida sin violencia, la igualdad y no discriminación en lo laboral, así como mecanismos de participación ciudadana inclusiva como lo son: veedurías e iniciativas ciudadanas, plebiscito, referéndum, revocatoria de mandato, entre otras.


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