LOS MARGINALES Y LAS REDES
Los marginales y las redes
El Siglo, martes 27 de marzo de 2018
El fenómeno de las redes no deja de sorprendernos. Bastó que el director del IDAAN utilizara expresiones peyorativas con dejos clasistas, en su comparecencia ante la Asamblea Legislativa, para que estallara en las redes la indignación social y la identificación del grueso de la población con el término ‘marginales'.
Un mundo estratificado, jerarquizado y desigual se ha asentado por siglos en la ignorancia, desinformación, corrupción, saqueo ilimitado de la riqueza de todos, discriminaciones de todo tipo y violencia. ¿Pero cómo cambia todo esto con las redes sociales?
Éstas han sacado provecho de la necesidad de las personas de establecer vínculos unas con otras. A falta de comunidad, las redes llenarían el vacío creando ‘comunidades virtuales' de personas con los mismos gustos: no se ven o no van al mismo lugar sea escuela o trabajo, pero están interconectadas. No pueden ser héroes o heroínas en la vida real, pero sí en la virtual, creando y recreando su propia historia, más perfecta, brillante y bonita que las películas o series de televisión. Podemos sentirnos queridos, validados de forma inmediata por cada acción, a través de los ‘likes' o si nos comentan, por ejemplo. Es una forma de validar nuestro pensamiento o conducta.
Aunque hay quienes despotrican contra las nuevas generaciones acusándolas de ‘alienadas' y ‘adictas a la tecnología', lo cierto es que las redes han contribuido a elevar la autoestima de la gente, a darle más acceso a la representación propia, a tener una voz propia.
Ahora, nada de esto ha sido gratuito, se trata de un archimillonario negocio, más allá de la venta de equipos. A costa de sacrificar nuestra privacidad, los dueños de redes venden sus bases de datos con nuestra información, para traducirlas en tendencias de consumo o de preferencias políticas, a empresas para incrementar sus ventas o a políticos para ganar elecciones, como sucedió con Obama o Trump.
En ocasiones como ésta, las redes se salen de las manos de los gobernantes y de sus mecanismos de control social, pues una población empoderada y con información cuenta con una manera de manifestar su descontento, indistintamente de jerarquías social es o laborales y diferencias sociales. De esta forma dejan de ser instrumento de alienación para convertirse en medio de crítica social, que hasta pueden provocar caída de gobiernos o desacreditar a funcionarios, como sucedió con el actual Director del IDAAN.
Abogada y docente universitaria
Comentarios
Publicar un comentario