Problema migratorio: bomba a punto de estallar

Problema migratorio: 

bomba a punto de estallar





El Siglo, martes 28 de septiembre de 2021 

Las condiciones de extrema pobreza, desempleo, violencia e inseguridad, en sus respectivos países, han llevado a miles de personas a emigrar

Gran escándalo mundial han causado las noticias donde la patrulla fronteriza estadounidense a caballo pega de latigazos a migrantes haitianos, para impedir su ingreso a Texas, desde el río Bravo. Muchos de éstos fueron esposados y se les colocó grilletes, recordándonos la época de colonización europea, donde la población nativa y traída de África era esclavizada y obligada a trabajos forzados. Se les deportó sin contemplaciones a Haití o se les devolvió a territorio mexicano.

Las condiciones de extrema pobreza, desempleo, violencia e inseguridad, en sus respectivos países, han llevado a miles de personas a emigrar rumbo a EU, en busca de mejores condiciones de vida o lo que se ha dado en llamar el ‘sueño americano'. Es así como recordamos las caravanas a pie de centroamericanos, fundamentalmente hondureños, desde 2018 a principios de 2021; más los flujos migratorios importantes de Suramérica hacia EU, de personas procedentes de Haití, Cuba, Venezuela, Asia y África, a las cuales les ha tocado atravesar la peligrosa selva de Darién.

Pero, ahora, estos flujos se incrementaron exponencialmente, con la nueva administración demócrata, el levantamiento de medidas restrictivas por pandemia y la profundización de las situaciones adversas en sus naciones de origen.

En cuanto a Panamá, en lo que va del año han cruzado la frontera con Colombia, 85 mil migrantes (10 veces más de la cantidad que cruzó en 2020). Mientras que en el poblado colombiano de Necoclí, en este momento, 19 mil esperan hacer la travesía por la denominada ‘ruta de la muerte', no tanto por lo espeso y denso de la selva darienita, sino por los asaltos, violencia y abusos sexuales de que son objeto a manos de bandas criminales, no controladas por nuestros estamentos de seguridad.

Panamá ha destinado 20 millones de balboas anuales para dar atención a estos migrantes y ha reconocido que es un problema incontrolable sin un abordaje regional. No obstante, no se trata de aplicar medidas represivas al estilo de las patrullas fronterizas tejanas, ni resolver con ‘ayudas económicas' estadounidenses, sino que hay que resolver las causas estructurales de pobreza y desigualdad que dan pie a esta migración en los países de origen y de tránsito. ¿Qué tal si Francia devolviera, para empezar, la cuantiosa indemnización que le pagara Haití por el pecado de ‘independizarse'? Serviría para promover el desarrollo de la nación más empobrecida de la región.

ANAYANSI TURNER

ABOGADA Y CATEDRÁTICA

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