¿REFORMAS CONSTITUCIONALES O CONSTITUYENTE?

¿Reformas constitucionales 

o Constituyente?



El Siglo, martes 25 de septiembre de 2018 
De esta manera, las situaciones de crisis o rupturas institucionales de los sistemas políticos modernos
Ferdinand Lasalle ha afirmado que: ‘los problemas constitucionales no son primariamente, problemas de derecho, sino problemas de poder'.
De esta manera, las situaciones de crisis o rupturas institucionales de los sistemas políticos modernos, provocadas por golpes de Estado o situaciones de extrema violencia o hechos graves de gran conmoción política y social, se han solventado, en el plano formal, con la adopción de nuevos textos constitucionales, para lograr la estabilidad política requerida y lograr así la continuidad del sistema económico. Las diversas constituciones con que ha contado el país responden a ese objetivo.
La Constitución actual, a pesar de las reformas incorporadas en 1978, 1983, 1993-1994 y 2004, constituye una camisa de fuerza para la relación gobernantes-gobernados y no resuelve la profunda crisis institucional, de credibilidad y de representación política existente, que se ha profundizado a raíz de los sucesivos escándalos de corrupción suscitados en los últimos gobiernos.
Y es que la Constitución de 1972 aún conserva su sello autoritario, expresado en el presidencialismo exacerbado, la legitimación de la partidocracia y la ausencia de mecanismos de participación ciudadana, amén de una parte dogmática atrasada en materia de derechos humanos.
Desde la invasión estadounidense hasta la fecha, la población panameña, a través de diversas iniciativas, ha venido insistiendo en la convocatoria de una Asamblea Constituyente, pluralista y soberana, que rediseñe el Estado panameño sobre nuevas bases que signifiquen la profundización de la democracia y el fortalecimiento de los derechos humanos y el Estado de Derecho.
Sin embargo, quienes detentan el poder político y económico se resisten a tal convocatoria, planteando reformas puntuales –que no resuelven problemas de fondo- a través de dos Asambleas Legislativas de dos gobiernos distintos, viabilizadas a través de acuerdos políticos interpartidarios. Siguen errando en su lectura política del acontecer actual, en la desesperación por preservar sus mezquinos intereses.
La crisis ha tocado fondo. La población votante está mejor informada en esta era de las redes sociales y, por ende, es más exigente en su relación con los gobernantes, en cuanto al control social, la rendición de cuentas y la exigencia de castigo a los corruptos. La gobernabilidad pasa por la obtención de consensos sociales que permitan la estabilidad política y económica, y eso lo dará, sin lugar a dudas, un auténtico proceso Constituyente, que ponga a prueba la vocación democrática de los diversos sectores. 
Anayansi Turner
Abogada y docente universitaria

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