75 años del voto femenino

 

75 años del voto femenino




El Siglo, martes 3 de noviembre de 2020 

En Guatemala, el 1º de marzo de 1945 fue promulgada la Constitución que le reconoció ciudadanía a las mujeres; en Panamá, el 6 de mayo de 1945 todas las mujeres ciudadanas pudieron votar

A raíz de la invitación recibida por la Asociación Centroamericana de Sociología y el Colegio de Sociología y Ciencias Sociales de Panamá, para participar en una Videoconferencia el pasado 28 de octubre, relativa al 75º Aniversario del voto para las mujeres en Guatemala y Panamá, nos percatamos de este particular vínculo que nos une con las guatemaltecas.

En Guatemala, el 1º de marzo de 1945 fue promulgada la Constitución que le reconoció ciudadanía a las mujeres, aunque permitiéndole el derecho a votar, sólo a las que supieran leer y escribir. Este reconocimiento se dio en el marco de la Revolución del 20 de octubre de 1944, que sobrevino tras la caída de los regímenes dictatoriales de Jorge Ubico y Juan Federico Ponce a manos de oficiales del ejército y de civiles revolucionarios (estudiantes, obreros y políticos), y que, entre otras cosas, convocaron a una Asamblea Nacional Constituyente que dio lugar a la mencionada Carta Magna, en virtud de la cual se escogieron democráticamente los gobiernos de Juan José Arévalo y Jacobo Arbenz, es dec ir, se produjo la llamada ‘primavera guatemalteca', en medio de asonadas y regímenes militares. Más adelante (1965) se daría el reconocimiento del sufragio universal, sin distingos de ningún tipo.

En Panamá, las mujeres panameñas –sin distinción- lograron por primera vez el derecho a elegir y ser elegidas, en función del Decreto No 12 del 2 de febrero de 1945, que les permitió escoger el 6 de mayo de ese año, a los Constituyentes que conformarían la Convención Nacional Constituyente, misma que dio origen al texto constitucional de 1946, el cual reconoció el sufragio universal. Esto, luego de arduas luchas de dos décadas de Clara González, primera abogada panameña, y sus compañeras feministas, quienes presentaron diversas mociones ante la Asamblea Legislativa con resultados adversos. Antes de ser expedido dicho Decreto, la Unión Nacional de Mujeres había enviado un Memorándum a los partidos políticos, reclamándole su compromiso con el derecho al sufragio femenino, logrando un pacto con los mismos para tal propósito.

Hay un pasado similar con Guatemala e, incluso, con Costa Rica, pero también problemáticas que se comparten, como las causas estructurales de la baja participación política de la mujer (patriarcado, rol tradicional de las mujeres, paridad que no se cumple, liderazgos políticos masculinizados, etc.). Por tanto, una lucha en común que hay que seguir dando.

ANAYANSI TURNER

ABOGADA Y DOCENTE UNIVERSITARIA



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