Niñas, no Madres

 

Niñas, no madres


El Siglo, martes 1 de marzo de 2022 

La indignación de la ciudadanía ha superado el sensacionalismo con que se ha querido manejar el caso de la infante de 8 años 

La indignación de la ciudadanía ha superado el sensacionalismo con que se ha querido manejar el caso de la infante de 8 años que producto de la violación reiterada por parte de un familiar cercano presenta un embarazo precoz.

No interesa que ganemos un récord Guinness en cuanto al estado de gravidez a edad más temprana registrado en la historia del país o del mundo. Lo que interesa es que no haya ni una niña más abusada sexualmente y que tampoco haya una niña más con un embarazo precoz.

Las estadísticas de Panamá dan cuenta de que durante el 2020, cerca del 16% del total de nacimientos correspondía a madres entre 10 y 19 años, de las cuales, el 10% eran menores de 15 años, o sea, 392. De ese 16%, 5 niñas dieron a luz su segundo hijo y una, su tercero.

Durante el 2021 se dieron 259 violaciones doblemente agravadas, o sea, perpetradas contra menores de 14 años.

UNICEF ha dicho que ‘el embarazo adolescente y en especial en las niñas constituye seguramente la expresión más clara y más cruel de la violencia basada en género' (LEP, 4/3/21), pero el embarazo y maternidad forzados también lo son, tal como lo han expresado 18 organizaciones (APLAFA, UNAMUP, Antónima y otras), puesto que los riesgos de muerte de una niña que da a luz son 4 veces más altos que los de mujeres adultas, así como la probabilidad de defunción de sus bebés es 50% mayor que la de los hijos de estas últimas, tal como lo ha indicado la OMS.

La psicóloga Jennie Barb también ha señalado que: ‘no interrumpir a tiempo el embarazo de una niña violada es revictimizarla y poner su vida en riesgo' (LP, 26/2/22).

El Código Penal (artículo 144-2) contempla la posibilidad de interrupción del embarazo cuando ‘graves causas de salud pongan en peligro la vida de la madre o del producto de la concepción', sin establecer límite en lo que se refiere al número de semanas de gestación, para su práctica.

Hubo un mal manejo del caso por parte de las autoridades y Comité de Aborto Terapéutico. La prevención a través de la educación sexual y encausamiento criminal al violador, sí. Pero, ¿y la víctima? Con la cultura de glorificación de la maternidad per se –atendiendo criterios ortodoxo religiosos-, en realidad se pasa por alto la salud y el bienestar de la madre.

ANAYANSI TURNER

ABOGADA Y DOCENTE UNIVERSITARIA


Comentarios

Publicar un comentario

Entradas más populares de este blog

Acoso sexual en la UP

Elecciones: entre el clientelismo y la libre postulación

La abogacía y el examen profesional