¿DIÁLOGO PARA BUSCAR LEGITIMIDAD?

¿Diálogo para buscar legitimidad?



El Siglo, martes 31 de diciembre de 2019 
Ya nos decía Antonio Gramsci que el poder es como un centauro: ‘mitad coerción y mitad legitimidad'.
Ya nos decía Antonio Gramsci que el poder es como un centauro: ‘mitad coerción y mitad legitimidad'.
El gobierno actual, con la crisis institucional a cuestas heredada de gobiernos anteriores, logró escasamente legitimidad ante la población con el 31% de los votantes en las elecciones del 5 de mayo.
Sin embargo, apenas con casi 4 meses de ejercicio del poder, enfrentó una ola de protestas de la ciudadanía que puso en jaque a dos Órganos del Estado. Al Ejecutivo, por asumir acríticamente el proyecto de reformas constitucionales elaborado por un espacio de discusión (la Concertación Nacional) no representativo de la sociedad panameña y enviarlo al Legislativo para su aprobación; y, luego, sugerir extemporáneamente 19 cambios al texto aprobado en la Asamblea en la primera legislatura. Al Legislativo, por aprobar un paquete de reformas que representaba más a sus intereses personales que a la población.
Ante su casi segura derrota en un referéndum planificado para su primer año de gobierno, éste ha dado un giro de timón y ha planteado el retiro de las reformas y la convocatoria a un diálogo a través del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Aún cuando es la Asamblea la que tiene el balón de su lado, es una cuestión de mero trámite el retiro del paquete de reformas, habida cuenta de la mayoría parlamentaria en manos del PRD y la preeminencia del presidencialismo en nuestro sistema político.
Pero no se apuesta al método más democrático y participativo que es la Constituyente, para obtener legitimidad, sino a un diálogo a través del PNUD –entidad cuestionada por su actuación en anteriores diálogos-, donde los mecanismos de consulta se estructuran desde el poder, para garantizar el control del proceso, postergando y no solucionando la crisis institucional. Está claro que lo que se quiere son remiendos y no una nueva Constitución.
Para gobernar se requiere consenso y no puede haber consenso ignorando los reclamos de tres décadas por una Asamblea Constituyente, que se han venido realizando en nuestro país.
Chile, con una Constitución menos antigua (1980) que la nuestra (1972), pero igual de militarista, va hacia un referéndum el próximo 26 de abril, donde el soberano decidirá libremente si quiere o no una Constituyente para darse una nueva Carta Fundamental y, de decidirse por el sí, votaría acerca de su integración.
ANAYANSI TURNER
ABOGADA Y DOCENTE UNIVERSITARIA

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Acoso sexual en la UP

Elecciones: entre el clientelismo y la libre postulación

La abogacía y el examen profesional