¿La democracia tiene límites?

 

¿La democracia tiene límites?



El Siglo, martes 2 de noviembre de 2021 


El tono amenazante se concretó, al día siguiente, en el ensañamiento y violencia ejercida por la Policía nacional contra el pueblo ngäbe-buglé

“Esas manifestaciones que no fueron pacíficas van a tener sus repercusiones, créanme… La democracia se defiende y la democracia tiene límites”, dijo el Presidente de la República a su salida del país, rumbo a la Cumbre Climática de Glasgow, Escocia, el pasado 28 de octubre.

El tono amenazante se concretó, al día siguiente, en el ensañamiento y violencia ejercida por la Policía nacional contra el pueblo ngäbe-buglé, que se manifestaba en contra del proyecto hidroeléctrico de Barro Blanco, donde hubo múltiples personas heridas por el impacto de balas de goma, incluyendo mujeres y niños,  y disparos a los ojos, ocasionando la pérdida de este órgano vital por parte de varios manifestantes.  La Coordinadora Nacional de Pueblos Indígenas de Panamá (COONAPIP) responsabilizó al Presidente por esta violación de derechos humanos.  

Una semana antes (22 de octubre), 271 familias de la comunidad La Tierra Prometida, en La Chorrera, habían sido desalojados violentamente por fuerzas policiales, de las tierras ocupadas por ellos en demanda de viviendas dignas, dejando como saldo, 18 apresados y, luego, a través del sistema penal acusatorio, 7 detenidos, incluyendo a  Damiano Chari del equipo de Frenadeso Noticias, utilizando al aparato estatal, llámese fuerzas policiales y administración de justicia, para criminalizar las protestas sociales. 

Por otro lado, la Coalición de la Unidad por Colón (CUCO) convocó a un paro en la provincia atlántica, para el pasado 27 de octubre, que se prorrogó por 48 horas más, en el cual se demandaba mejorar las condiciones de vida de los colonenses y donde fueron detenidos varios de sus dirigentes y reprimidos manifestantes. 

La “democracia” a la cual se refiere el Presidente no es más que el proyecto hegemónico de sectores económicos dominantes que, una vez ven agotados los métodos gatopardistas para obtener sus fines (búsqueda de consenso social), se ven compelidos sin remordimiento alguno a acudir a la fuerza para el mantenimiento del sistema. Tal como manifestó Marcelo Guerra, en representación de COONAPIP:

“…el Presidente Cortizo, como jefe máximo de este organismo de seguridad ha dejado claro a quien responde en este país, responde a los intereses económicos, a los empresarios y sectores poderosos, y no le interesa la suerte del pueblo y los más vulnerables de este país, prefiriendo atacar a niños, mujeres y hombres indefensos con saña y alevosía, un hecho triste y doloroso para nuestra gente”.

ANAYANSI TURNER

Abogada y docente universitaria



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