Prácticas solidarias de fin de año

Foto tomada de La Prensa. Gabriel Rodríguez
El espíritu solidario de los panameños aflora en esta época, conforme al carácter de las festividades que se celebran: natividad o nacimiento de Jesucristo y despedida del año en curso y recibimiento del nuevo año.
Aún cuando la economía de mercado busca penetrar todos los poros sociales, induciéndonos al consumismo e individualismo extremos (comprar regalos, lucir vestidos suntuosos, gozar de banquetes y bailes fastuosos), paralelamente las tradiciones y creencias religiosas de nuestros ancestros nos conducen a reflexionar sobre los auténticos
valores del cristianismo como la humildad, honestidad, responsabilidad, compasión, generosidad, caridad, paciencia, bondad, solidaridad, etc.
El recogimiento y convivencia familiar que propician estas fiestas reflejan ese auténtico espíritu cristiano, el cual conduce a muchos panameños, de manera anónima y desinteresada (aunque no dudo que haya quienes lo hagan por el afán de figuración y demagogia) a hacer obras sociales, como donaciones o distribución de juguetes en áreas de situación de pobreza. ¡Nuestro permanente reconocimiento para estos connacionales, por su espíritu compasivo y generoso! Sabemos que no se solucionarán los problemas de estas familias de manera permanente, pero se contribuye a llevar algo de alegría a quienes son el futuro de esta patria.
Aunque se ha desdibujado el sentido cristiano del natalicio de Jesús en un humilde pesebre, tradiciones como la novena de aguinaldos, la corona de adviento, la cena familiar de Nochebuena, la representación de pesebres y nacimientos, los villancicos, las posadas navideñas, recogen esa tradición religiosa de nuestro pueblo.
Existen costumbres ya casi abandonadas que practicaron nuestras familias de origen santeño y que nutrieron a muchas generaciones de ese valor solidario como las matanzas de año nuevo y sábado de gloria, donde las personas de mejor posición compartían con los más humildes, comida, tamboritos o cantadera de versos; o las ‘juntas de embarra', en las cuales los campesinos colaboraban al compás de la saloma para levantar entre todos la casa de quincha de la pareja que recién se casaba, o en caso de pérdida o renovación de la casa de alguno.
Consideramos que es importante volver al pasado, para rescatar lo mejor de nuestras tradiciones y valores humanos, para proyectarlo hacia el futuro, para construir entre todos, un mejor país y un mejor 2018.

Anayansi Turner
Abogada y docente universitaria

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